domingo, 15 de marzo de 2009

La economía y las verdades a medias (2)

La generación de créditos hipotecarios en los Estados Unidos ha funcionado realmente mal, pero afirmar que aquí ha pasado poco más o menos lo mismo no es, en mi opinión, correcto: una cosa es decir que la confianza en el mercado inmobiliario ha llevado al sobreendeudamiento a muchos –individuos, empresas, gobierno y ayuntamientos- y otra afirmar que los bancos españoles han concedido créditos en las mismas absurdas condiciones, con la misma falta de rigor, que los americanos –y que no se piense, por favor, que soy del club de amigos de los bancos. Por ejemplo, en The Ascent of Money (p. ), se cita el caso de una hipoteca que durante los dos primeros tenía un tipo de interés fijo de un 9,25% anual y que a partir del tercero tenía un tipo de interés variable de LIBOR+9,75% anual.
¿Cuál es el efecto de esta exageración de la responsabilidad de individuos y bancos relacionándose en el mercado minorista –“nosotros tenemos, en una importante fracción, una basura de hipotecas”? El efecto es sacar de la nómina de los responsables a, en primer lugar, los bancos en otras actividades más allá del mercado minorista de concesión de créditos hipotecarios, en segundo lugar, a las empresas, y, en tercer lugar, al elefante: el gobierno.
Para el gobierno es, sin duda, muy cómodo ser inocente: haber sido pillado por sorpresa sin poder hacer nada, sin haber podido prever –claro, es una crisis global producida por los malos de siempre: los americanos, Bush, los mercados financieros, y aquí por la avaricia y la irracionalidad de bancos e individuos- y tener, ahora, que arreglar el estropicio: “menos mercado, más estado”.
Al respecto es muy interesante lo que está pasando con la Caja de Castilla La Mancha. Leído en El Mundo (9 de marzo):
“Tres promotores que el PP considera amigos de Moltó y del Presidente de la Junta manchega, José María Barreda, copan créditos equivalentes al 40% de los recursos propios de la entidad. […] Una apuesta singularmente arriesgada fue la de financiar al núcleo duro de Inmobiliaria Colonial […] Las acciones de esta inmobiliaria llegaron a cotizar a 6 euros en la primavera de 2007 […] Ahora la controlan los bancos acreedores y el pasado viernes cerraron a 12 céntimos.”
También ha afectado a la CCM la suspensión de pagos de Martinsa-Fadesa, la caída de la cotización de Astroc, los créditos a diferentes promotores inmobiliarios con gran implicación de la CCM, etc. Es decir, una implicación enorme en el mercado inmobiliario mucho más allá del mercado minorista de créditos hipotecarios.
El máximo responsable de todo este lío es un destacado político socialista, Juan Pedro Hernández Moltó, que “ha solicitado a Unicaja una ‘salida’ honorable para él y para sus hombres de confianza en CCM en la cúpula de la nueva entidad o en alguna filial”.
¿Por qué me parece relevante el caso de CCM? Porque las instituciones de crédito con problemas son incapaces de proporcionar crédito a la economía –Sebastián: “Al Gobierno se le está acabando la paciencia con los bancos”-; porque sus problemas son muchos más que la “basura de hipotecas”; porque en la gestión de sus problemas no parece que se vaya a actuar de la manera adecuada para conseguir sanear el sector de bancos y cajas y así lograr que se incremente el flujo de crédito a la economía.
Los elementos con lo que Javier Rey construye sus descripción del problema ocultan, en mi opinión, más que aclaran la situación en España: el pobre comprador de piso sobreendeudado debe ceder su puesto preeminente a Moltó y, junto con el gobierno, entrar en el grupos de los que, equivocadamente, han hecho o dejado de hacer algo importante.
(Continuará)

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