martes, 14 de julio de 2009

La financiación autonómica

Independientemente del resultado –que parece será malo por varias razones- la elaboración del nuevo sistema de financiación autonómica es muy disfuncional. Y la posición del Govern de la CAIB, aparentemente preparado para mostrarse orgulloso de su desempeño, no especialmente brillante.
Que no podamos hablar del sistema todavía, cuando está, parece ser, a punto de ser cerrado, es el primer motivo de crítica. Recordemos que estamos tratando de un volumen de recursos que suponen en torno al 20% del PIB, que son financiados, como no podía ser de otra manera, con los impuestos de todos los españoles, y que deben servir para la provisión de servicios fundamentales, como la sanidad y la educación, en condiciones de igualdad. Es realmente sorprendente, por no decir escandaloso, que la distribución de tales recursos no se base en rigurosos criterios técnicos discutidos con transparencia. Las razones apuntadas anteriormente ya exigen ese debate transparente y riguroso, pero, además, siendo las CCAA un elemento fundamental de nuestro sistema político, esta tramposa manera de diseñar la financiación que gusta a Zapatero rebaja sustancialmente la calidad de nuestra democracia.
Otro motivo de crítica es la mentira de que si “todas las CCAA ganan, todas deben estar contentas”. Esta afirmación supone que un sistema que arbitrariamente favorezca a unas CCAA frente a otras puede ser satisfactorio, cosa imposible puesto que la arbitrariedad es profundamente antidemocrática. Pero, además, el agregado de los fondos que irán a las CCAA sale, como señalábamos anteriormente, de los impuestos presentes o futuros –los que pagarán la deuda que financiará el déficit- de todos los ciudadanos: los intereses del común de los ciudadanos son los que se olvidan en el chalaneo que el Presidente Zapatero llama “negociación”.
¿Y el Govern de la CAIB? Completamente a remolque de los planteamientos de Zapatero, es decir, haciendo de comparsa en la solución del futuro político de este Gobierno que necesita encontrar apoyos en el Parlamento: cueste lo que cueste, al fin y al cabo pagan otros.
El sistema de financiación autonómico del año 2002 perjudicó notablemente a Baleares que ha recibido un volumen de recursos claramente por debajo de lo razonable. La solución a un mal sistema no es otro mal sistema que proporcione ahora a la CAIB un volumen superior de recursos, sino un sistema técnica y políticamente correcto, porque proporcionará el volumen justo de recursos de forma permanente, volumen justo que sería, sin duda, muy superior al actual. El Govern, al aceptar un sistema diseñado para satisfacer las exigencias de las grandes CCAA, especialmente de Cataluña, que son la clave de la supervivencia política de Zapatero, está situando a la CAIB y a sus ciudadanos en una posición de debilidad, porque nunca podrá competir con la capacidad de “retorcer el brazo del Gobierno” que tienen Cataluña o Andalucía. Es decir, no sólo los principios, sino la defensa de los intereses de los ciudadanos residentes en la CAIB, deben llevar al Govern a oponerse a los trapicheos del Presidente Zapatero. La CAIB conseguirá consolidar una posición de fortaleza a largo plazo si rechaza la arbitrariedad como método y defiende, simplemente, un sistema justo.