lunes, 20 de abril de 2009

Multilingüismo (2)

"La confirmación llegó una noche de invierno, poco antes de mi sexto cumpleaños. Mi padre me había contado a grandes rasgos la historia de la Iliada y había puesto el libro fuera de mi impaciente alcance. Ese día lo abrió ante nosotros en la traducción de Johann-Heinrich Voss, de 1793. Papá escogió el canto XXI. Enloquecido por la muerte de su adorado Patroclo, Aquiles aniquila a los troyanos, que se baten en retirada. Nada puede detener su furia homicida: uno de los hijos de Príamo se cruza en su camino. El malvado Licaón acaba de regresar de Lemnos para ayudar en la defensa de la ciudad de su padre. Poco antes, Aquiles lo había capturado y vendido como esclavo en Lemnos, poniéndolo así de forma irónica a salvo. Pero Licaón ha vuelto. Y ahora el espantado joven reconoce el ciego horror que, cual tormenta, se desata a su alrededor apoderándose de él.

...y él corrió y se abrazó a sus rodillas, agachándose. La pica pasó por encima de la espalda y quedó en tierra enhiesta, ansiosa de saciarse de su varonil carne. El otro le suplicaba, cogiéndole con una mano las rodillas, mientras con la otra sujetaba la encastrada lanza sin soltarla. Y dirigiéndose a él, le dijo estas aladas palabras: «¡A tus rodillas te imploro, Aquiles: respétame y apiádate! Para ti, criado por Zeus, soy un suplicante digno de respeto».[trad. de Emilio Crespo Güemes, Gredos, Madrid 1991].

El rastrero terror de Licaón crece por momentos:
Esta aurora es la duodécima desde que he vuelto a entrar en Ilio tras muchas penas, y ahora en tus manos me ha vuelto a poner mi maldito destino. Debo de ser objeto
del odio de Zeus padre, que de nuevo me entrega a ti. Para una vida bien breve me engendró mi madre.
Un patético sofisma final:
Otra cosa te voy a decir; y tú métela en tus mientes: no me mates, pues no he nacido del mismo vientre que Héctor, el hombre que ha matado a tu amable y esforzado compañero.

Y, en ese verso, mi padre se detuvo con aire de estudiada desesperación. "

George Steiner, Errata. El examen de una vida, Siruela, 1997, páginas 25-26

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