domingo, 4 de enero de 2009

Obama y Zapatero. Y Bush

Zapatero ha escrito –bueno, no seamos imprudentes: ha firmado- un artículo sobre Obama que es en realidad un artículo sobre sí mismo y sobre su política. Muy positivo, por supuesto, pero lleno de trampas. Se trata de arrimarse a Obama, atribuirse ideas comunes con él, objetivos comunes, un mismo común espíritu “progresista”. En la vanguardia, naturalmente, Zapatero, encantado de haberse conocido: “Con la victoria de noviembre, los electores le han dado a Obama una magnífica oportunidad, lo sé por propia experiencia; pero sobre todo se la han dado a ellos mismos.” En la vanguardia y calificando de “admirable” la democracia americana. ¿Se ha caído del caballo Zapatero, un hombre con sentido del estado, que permaneció sentado delante de la bandera americana? No importa una caída para tratar de conseguir que el prestigio de Obama y las esperanzas puestas en él presten algo de brillo a su propia política y a sí mismo.
Obama representa, dice Zapatero, el cambio, “un nuevo comienzo”. Sí, pero sobre la continuidad de la nación americana, de la ciudadanía americana, de los ideales americanos, de un ámbito permanente en el que el proceso político tiene lugar. Al contrario que para Obama el cambio de Zapatero ha supuesto, en primer lugar, poner en cuestión esa continuidad en el caso de España –con bastante ayuda, por acción y por omisión, del PP.
Obama, como Zapatero, ha estado en contra de la guerra de Irak lo que para Zapatero señala en la dirección de una futura “agenda progresista global”, que “no es ni siquiera imaginable sin el impulso político dado desde los Estados Unidos”. Es decir, ¿Obama junto a Zapatero de “progresista” por el mundo, y Estados Unidos dejando de hacer la política internacional de gran potencia que vela por sus intereses cuya formulación comparten, básicamente, demócratas y republicanos? Lo dudo.
Obama, como Zapatero, preocupado por el medio ambiente y luchando contra el cambio climático. Esperemos que Obama se tome en serio el cambio climático, pero de todos los países avanzados España es el que más se aleja del cumplimiento de sus compromisos con Kyoto. ¿Se toma en serio Zapatero el cambio climático o toda su preocupación medioambiental es, básicamente, palabrería?
Zapatero quisiera ser identificado con las esperanzas que alienta Obama más que con su propia trayectoria política: cinco años gobernando, es decir, haciendo y dejando de hacer cosas que pueden ser evaluadas. Zapatero es, por lo tanto, más Bush que Obama, y en algunas cosas es muy, pero que muy Bush. Tomemos la economía, por ejemplo. Obama gobernará en medio de una seria crisis económica en cuya gestación no ha tenido, obviamente, parte. Bush, sin embargo, sí la ha tenido, lo mismo que Zapatero. En la gestión pública de la economía durante la era Bush se han cometido errores importantes: de política monetaria, de regulación, fiscales, que van al debe de Bush y que son, en parte, la causa de la crisis económica mundial. ¿La gestión pública de la economía en los años de gobierno de Zapatero ha sido buena? Definitivamente, no. Zapatero no ha tomado ninguna de las medidas que hubiera podido tomar –de política fiscal, de regulación, de organización del Estado,…- para que la situación de le economía española no fuera hoy tan mala como es. Zapatero se ha dejado llevar por el mercado inmobiliario, permitiendo un enorme déficit exterior –mayor que el de los Estados Unidos- y una inflación siempre superior a la europea, es decir, llevando a la economía española por una senda insostenible que se sabía insostenible. Es decir, que si en los problemas de la economía global Bush tiene su parte de culpa, en los de la economía española Zapatero tiene su buena parte de culpa.
¿Más parecidos con Bush? Según The Economist, Bush es el “America's polariser-in-chief”, mientras que Obama atrae a los votantes independientes, cansados de sectarismos ideológicos, deseosos de pragmatismo y de soluciones políticas transversales. Zapatero, al contrario que Obama, que ha ganado independientes, ha conseguido el desapego o la franca oposición de una larga lista de personas destacadas de todas las tendencias ideológicas, especialmente de la izquierda, incluso dentro de su propio partido. También en ésto es Zapatero como Bush, que consiguió, por ejemplo, que un ex-miembro de su gobierno, Colin Powell, apoyara a Obama en contra del candidato republicano.
Zapatero ha optado por el sectarismo y el desprecio hacia un cierto consenso básico nacido en la transición política con continuas cesiones a los partidos nacionalistas, reduciendo más y más el espacio sentido como común por la mayoría de los ciudadanos, hasta el punto de provocar la creación de un nuevo partido, UPYD. Por cierto, un partido transversal, en el que se encuentran cómodos ciudadanos con una amplia gama de ideas políticas.
Respecto a Zapatero ya va siendo hora de decir lo mismo que Obama respecto a la política de Bush : “Yes, we can”.

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