viernes, 22 de enero de 2010

Se acabó el fin de semana

Los problemas del Reino Unido y los de España tienen algunos importantes elementos comunes. Por ejemplo, España y Reino Unido comparten podio con Japón como los países grandes más endeudados del mundo -por cierto, muy por encima de los Estados Unidos.
En “The end of Britain’s long weekend” se analiza lo que el autor considera una profunda crisis y se dice “…en 2009 su [de los ingleses] fin de semana se acabó; si el país ha de volver a ser próspero en la tercera década de este siglo, durante la segunda debe cambiar sus modos y pagar facturas abrumadoras”.
En España también, en mi opinión, se acabó el fin de semana y si no tomamos medidas realmente serias en el horizonte está la catástrofe. A algunos les puede parecer una palabra excesiva, pero catástrofe sería que en diez o veinte años España, en lugar de acercarse a Dinamarca o a Holanda –en renta, en modos- se acercara a, o se convirtiera en, Argentina. ¿No sería una catástrofe sin paliativos que ese fuera el país que le dejemos a nuestros hijos? Pues yo creo, junto a muchos otros (ver, por ejmplo, en FEDEA el post de Luis Garicano de 11.12.2009) que vamos por ahí.
Una de las cosas en las que hemos gastado nuestro tiempo y nuestras energías ha sido el estado autonómico, que necesita de una seria puesta a punto. Pero, bajando al nivel de las comunidades autónomas, y, más concretamente de la nuestra, las Islas Baleares, también hay mucho que hacer, y no me refiero a la política, sino al mismo diseño del marco de la política, es decir, del Estatuto de Autonomía.
Las Baleares tienen casi 1’1 millones de habitantes repartidos entre Mallorca (79%), Menorca (9%) e Ibiza y Formentera (12%). ¿Qué sentido tiene generalizar a las cuatro islas la institución del consell insular? Este doble nivel govern/consells es claramente excesivo y disfuncional: es caro, es ineficiente y lento, tanto en sentido puramente administrativo como en sentido político, y ha funcionado y, previsiblemente seguirá funcionando, como un generador de corrupción política y de chalaneo: UM ha magnificado su poder reservándose el Consell de Mallorca, es decir, una institución independiente para hacer y deshacer.
¿Y, en cualquier caso, para qué demonios sirve el Consell de Mallorca? ¿Por qué no habría de ser el govern de la CA el que asumiera todas las funciones del Consell en cada una de sus diferentes consellerias? Al fin y al cabo el 80% de la población de las Islas está, precisamente, en Mallorca. Eliminemos, pues, el Consell de Mallorca puesto que el Govern está, precisamente, en Mallorca.
El Consell de Formentera es, igualmente, un sinsentido, pero, peor aún es la circunscripción de Formentera para la elección de un diputado autonómico: un censo muy pequeño -en 2007 votaron tres mil personas- que puede decidir una mayoría es una circunstancia ideal para la generación de corrupción política. Y esto lleva a la otra pata de la solución que propongo: que los diputados autonómicos se elijan en una circunscripción única corrigiendo, así, la desproporción actual –Mallorca elige el 56% de los diputados con el 79% de la población.
El Govern como administración autonómica e insular de Mallorca, más los Consells Insulares de Ibiza-Formentera y Menorca, por un lado, con la necesaria circunscripción única para elegir el Parlament, configuran una solución beneficiosa política y económicamente. Políticamente porque la atribución de responsabilidades es mucho más clara y porque se reducen los incentivos al chalaneo y la corrupción, es decir, que es una medida práctica de regeneración democrática. Y económicamente porque resultaría en una administración más barata y más eficiente.
Para UPyD una propuesta como esta sería, en mi opinión, muy positiva. Todos los partidos: PP, PSOE, UM, PSM, etc., colaboraron entusiasmados en la creación del desastre del Estatuto, y todos están por el mantenimiento de esta frondosa administración que tantas posibilidades de colocación ofrece. Los ciudadanos están esperando propuestas sensatas que vayan en el sentido de limpiar la política y mejorar la economía.

domingo, 17 de enero de 2010

Los controladores y sus/nuestros problemas

Las declaraciones del ministro José Blanco y sus modos como político no deben hacernos perder la perspectiva del importante problema con el que se relacionan. El problema es el colectivo de controladores aéreos españoles, su capacidad de perjudicar el funcionamiento del sistema de transporte aéreo, capacidad que quizás tenga que ver con su retribución, sustancialmente mayor que la de sus colegas europeos, y con su productividad que, por el contrario, es sustancialmente menor. Al menos es así según informaciones ampliamente difundidas y, muy importante, nunca desmentidas claramente, es decir, con números concretos alternativos a los que proceden de AENA, por los propios controladores.
El problema de los controladores es, posiblemente, parte de un problema mayor, esto es, la gestión de AENA. Pero que la gestión de AENA sea mala no puede servir de justificación para mantener los privilegios de los controladores aéreos. Tampoco puede servir para justificar esos privilegios que haya otros colectivos privilegiados –como, por ejemplo, toda la élite política que encuentra acomodo en los órganos de gobierno de las cajas de ahorro. Un elemento clave del ideario de UPyD es, precisamente, la defensa de la igualdad y, consecuentemente, el rechazo de los privilegios, vengan estos avalados por las “identidades nacionales”, por las creencias religiosas o por el corporativismo y la capacidad de presión que da el ocupar una posición critica en el sistema de transporte.
Quizás los privilegios de los controladores sean sólo aparentes, pero en ninguna de las ocasiones que el tema ha saltado a los periódicos he visto ninguna explicación convincente que pueda justificar las monumentales retribuciones de que disfrutan. Por el contrario, siempre veo falta de claridad en los datos y de lógica en los razonamientos. Por ejemplo, su trabajo es muy exigente, por eso deben tener jornadas reducidas; pero sus sueldos son tan altos porque hacen muchas horas extra. Curioso, ¿no?
La cuestión es que las tasas de navegación aérea son, parece ser, las más caras de Europa: malo para la economía, malo para el turismo, malo para todos –salvo para los controladores- y, además, AENA tiene regularmente un déficit que debe financiar los impuestos de los ciudadanos.
Yo veo el problema de los controladores como otro de los fallos de un Estado que, debiendo garantizar la igualdad de los ciudadanos, es débil ante los privilegiados que tienen capacidad de presión, y, consecuentemente, y aunque no me guste el estilo de José Blanco, me parece positiva la decisión política de abordar ese problema. Para hacerlo de manera efectiva está, parece ser, buscando el consenso con el PP lo cual es coherente con la exigencia que tantas veces ha manifestado UPyD: que los partidos se pongan de acuerdo para resolver los problemas de los ciudadanos.

viernes, 1 de enero de 2010

El villancico del Presidente Antich

Mientras escuchaba la alocución navideña del Presidente Antich el día 31 pensaba cuánto mejor no hubiera hecho en cantar un villancico o en recitar un pequeño poema, en hacer, en fin, alguna de esas cosas que los niños hacen cuando visitan a sus abuelas o a sus tíos, especialmente a los que no frecuentan demasiado, y que provocan en los adultos una respuesta admirativa y cariñosa. No es necesario que la niña o el niño cante bien, basta su deseo de agradar, su esfuerzo, aunque sea torpe –casi diría, especialmente si es torpe- para estimular la buena voluntad de los mayores. El Presidente Antich debería tratar de explotar ese mecanismo –no debe preocuparse si no canta muy bien- en lugar de tratar de impresionar a los ciudadanos de estas nuestras Islas con mensajes “institucionales” como el de fin de año que de tan torpe provoca una cierta compasión, pero que siendo tan tramposo, sesgado y falto de ambición, produce, sobre todo, una enorme irritación.
El Presidente nos muestra la rica cosecha de su año de gobierno que es, básicamente, una cosecha de buenos sentimientos y de buenas intenciones: dificultades, sí, una grave crisis económica, pero maduresa i implicació de la nostra societat, gratitud per la sensibilitat per arribar a acords amb el Govern, esforç d’enteniment, millorar el model de creixement, moltes més oportunitats, reforçar les inversions, més confianza, etc. etc.
Buenos sentimientos y buenas intenciones que se articulan alrededor de una pesada rueda de molino: “Totes les institucions hem “fet pinya”, i treballam amb absoluta coordinació.” Lo siento, pero la palabra que me viene a la cabeza es “cara” o, más precisamente, “cara dura”. ¿Cómo es posible semejante afirmación con el espectáculo lamentable de peleas y desunión que ha dado el Pacte en los últimos meses? Acompañada de otra rueda de molino: “És la millor manera de treure el màxim profit dels doblers i de servir millor a la ciutadania.” ¿Cómo encaja esto con el fracaso de la propuesta del Conseller Manera de reducir €500 millones de gastos, que se quedaron en sólo €170 millones, es decir, con una dinámica política –en el Pacte nadie quiere perder ni un euro- que le costará €300 a cada habitante de estas Islas?
Y, para rematar, un órdago monumental al pedirnos que desconectemos nuestra inteligencia, puesto que el Presidente nos propone no mezclar los casos judiciales con su labor de gobierno ya que son “els efectes dels excessos d’altres temps”. El Presidente nos pide, sin manías, que no tengamos en cuenta que él gobierna gracias a los votos de los implicados en varios de esos casos judiciales, que la segunda autoridad de la Comunidad, la Sra. Munar, lo es gracias a su voto y los de los otros diputados de los partidos del Pacte, que el Sr. Nadal es ex-Conseller de Turismo de su gobierno, que los presupuestos –desastrosos- para 2010 han sido aprobados con el voto del Sr. Vicens, etc.
Para completar todo este sinsentido el mensaje nos presenta algunas medidas de gobierno, y da una cierta pena pensar lo que le habrá costado a su gabinete encontrar algo que enseñar cuando una de las medidas es, por ejemplo, haber equiparado las becas de olímpicos y paralímpicos. Con la situación de crisis política y económica que vive nuestra Comunidad, con casi 100.000 parados, con una deuda de más de €4.000 millones, con un déficit previsto de casi €700 millones para 2010, ¿no encuentra el President nada más importante de lo que hablar que la equiparación de las becas?
Tengo la impresión de que Antich no entiende que de un presidente se espera que gobierne, o que, al menos, pretenda gobernar, lo que implica menos lirismo y más tocar con los pies en tierra, menos jugar a estadistas, y más gestionar, es decir, priorizar y actuar. Y no parece preocuparle su falta de ideas y de determinación porque no trata de ocultarla. Por ejemplo, al principio del mensaje se refiere al grave problema de la calidad de la edificación –hotel en Capdepera, edificio de viviendas en Palma- y su propuesta es “extremar les mesures de seguretat i […] seguir donant suport als serveis d’emergència i els cossos de bombers”. ¿Eso es todo? ¿No se le ocurren algunas medidas para atacar el problema? Miéntanos, Sr. Antich, diga que lo está pensando, que su equipo está trabajando incasablemente en ello, que tengamos, aunque sea por un rato, la sensación de que hay alguien al mando. Y si no es capaz, el año que viene cántenos un villancico.

domingo, 20 de diciembre de 2009

El desastre de los Presupuestos

Hace unos días, con el voto, entre otros, del diputado Vicens, fueron aprobados los Presupuestos Generales de nuestra comunidad para 2010. El Govern puede, pues, relajarse: una vez aprobados los Presupuestos, que son la pieza legislativa imprescindible para mantenerse en el gobierno –cosa diferente de gobernar-, el President Antich, la Presidenta Armengol, etc., podrán dedicarse a elaborar códigos éticos –en papel mojado, naturalmente-, a administrar las disputas de y con sus socios, y a manifestar con gran solemnidad que esto, entre todos, lo vamos a arreglar: el Pacte per la Competitivitat y otras piezas retóricas similares.
Pero merece la pena echarle un vistazo a los grandes números para reflexionar sobre dónde estamos y hacia dónde vamos.
El Conseller Manera comenzó las negociaciones del presupuesto durante el verano con el objetivo de reducir los gastos en €500 millones respecto a 2008. Imposible. El President Antich y el Conseller Manera no consiguieron convencer a sus socios de que una brutal caída de los ingresos exigía un serio esfuerzo de austeridad y la reducción de gastos se quedará en sólo unos €170 millones. Es decir, la capacidad de presión de UM, ERC, EU, PSM, etc., hace que en 2010 vayan a gastarse €330 millones que con toda seguridad podrían haber no llegado al presupuesto si el President y el Conseller de Economía hubieran tenido la energía política suficiente. €330 millones como mínimo. Lástima.
Lástima porque, además, para gastar esos prescindibles €330 millones la CAIB tendrá que endeudarse: los Presupuestos prevén un incremento de su endeudamiento de 694 millones de euros en 2010. Esa deuda se añadirá a la que la CAIB tendrá al finalizar el año 2009, que estará en torno a los 4.200 millones de euros, para llegar a alcanzar al finalizar el año 2010, previsiblemente, unos 5.000 millones de euros, sin incluir la no despreciable deuda de las corporaciones locales.
El PIB de Baleares en 2008 fue de 27.500 millones de euros (a precios corrientes). El PIB es el flujo de renta del que deben salir los fondos para reducir esa deuda. Para 2009 se estima una reducción del 3,8%, es decir, que el PIB de 2009 será de unos 26.500 millones de euros a precios de 2008. Suponiendo un 2% de inflación total en el bienio 2009-2010 y un crecimiento del 0% en 2010 (la previsión para España del servicio de estudios del BBVA, por ejemplo, es del -0,7% y la de The Economist, del -0,1%), el PIB de 2010 será de unos 27.000 millones de euros. Es decir, que, juntando las piezas del puzzle, tendremos una deuda de 5.000 millones de euros para un PIB de 27.000 millones. €5.000 millones como comunidad autónoma, porque como parte de España nos afecta, naturalmente, el endeudamiento del resto de las administraciones públicas españolas: dentro de un año, es decir, al finalizar el 2010, se estima que el endeudamiento de todas las administraciones públicas representará un 63% del PIB, es decir, unos €650.000 millones de euros.
Los €5.000 millones de deuda de la CA, ¿son mucho o poco? El nivel de endeudamiento adecuado para una comunidad autónoma o para el conjunto de la administraciones es una cuestión de gran alcance que depende de muchos factores coyunturales y estructurales, una cuestión compleja que no pretendo, un mucho menos, abordar aquí en su totalidad. Pero sí hacer algunas consideraciones sobre la sostenibilidad del ritmo de gasto y sobre las previsibles consecuencias políticas.
Si Baleares recuperara crecimientos altos del PIB el peso de la deuda sería menor: siendo más ricos el mismo nivel de endeudamiento –por ejemplo, €5.000 millones- sería relativamente menor. Además, si crecimientos altos del PIB se recuperaría la recaudación fiscal: más ingresos, más solvencia, mayores niveles de gasto sin endeudamiento. Lamentablemente nadie prevé esos crecimientos altos en los próximos años.
Si España recuperara crecimiento altos del PIB se recuperaría la recaudación fiscal y habría dinero para dar a las CA. Lamentablemente nadie lo prevé, por lo que España, para no acabar como Grecia, se habrá de enfrentar a una seria consolidación fiscal durante los próximos años, es decir, a reducir su gasto público y a considerar el aumento de algunos impuestos. Consecuentemente habrá poco dinero para las CA, especialmente para aquellas, como la nuestra, que no pueden presionar efectivamente al Gobierno, como Cataluña.
Es decir, malas perspectivas por el lado de los ingresos. Por otro lado, €5.000 millones de deuda pueden llegar a costar mucho dinero en intereses. ¿Qué pasará cuando los tipos de interés suban, cuando el EURIBOR pase del 1% al 3% o al 4%? ¿Cuántos millones de euros habrán de pagarse que no podrán gastarse en otras cosas?
La combinación de estancamiento de la economía balear y española, alto endeudamiento y futuro aumento de los tipos de interés, dibuja un horizonte verdaderamente oscuro. La incapacidad de diseñar unos Presupuestos mínimamente austeros -¡ni siquiera esos €500 millones de reducción propuestos por Antich y Manera en el verano!- es una auténtica irresponsabilidad porque el ajuste de los gastos será inevitable, pero al aplazarlo hasta el año próximo tendrá que ser más severo que el necesario de haberse hecho ahora: habrá que enfrentar un mayor servicio de la deuda (intereses y devoluciones) lo que obligará a reducir otros gastos que acabarán siendo las partidas fundamentales del presupuesto, es decir, educación y sanidad.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Nunca pasa nada

El 7/12 una de las columnas de LEX (Financial Times) se titulaba "Spain". Dice lo siguiente:

Un boom inmobiliario alimentado por dinero barato, mucho consumo ostentoso de astros del fútbol ingleses que se compraron un lugar bajo el sol, y todo sin aparente riesgo de cambio. La descripción corresponde a Dubai. Podría ser, igualmente, España.
La cuarta economía de la eurozona ha sufrido considerablemente durante la crisis financiera. Casi un quinto de los españoles están desempleados. El país flirtea con la deflación. La economía todavía se contrae. Lamentablemente, puede contraerse aún más. Esto también es cierto para las denominadas economías periféricas de Europa, como Irlanda y Grecia, que también tienen unas finanzas públicas débiles. Pero la economía española es aproximadamente cinco veces su tamaño. Sus problemas son, por lo tanto, mucho mayores.
José Luis Rodríguez Zapatero, el primer ministro, ha trabajado para atenuar el golpe. Los €8.000 millones de su paquete de medidas de estímulo del Plan España, equivalentes al 2,3% del PIB, han embellecido parques aquí y mejorado infraestructuras allá. Como el gasto público en todas partes ha ayudado, probablemente, a prevenir el descontento social. También puede haber ayudado a frenar la emergencia de problemas en el sector bancario. La corrección de precios inmobiliarios en España ha sido una fracción de lo que ha tenido lugar en mercados similarmente inflados como Irlanda o Inglaterra. Pero impulsando generosas ayudas sociales y un sector de la construcción ya inflado, ha hecho que España sea menos competitiva.
Los salarios españoles están todavía creciendo a un 4% anual. Incluso después de tomar en consideración el terrible incremento del desempleo, desde menos del 8% en 2007, los costes laborales unitarios también están subiendo –al 0,4% en el tercer trimestre. España no puede devaluar para restaurar la competitividad perdida. Es más, desde la entrada en el euro su tipo de cambio real se ha apreciado más que el los otros países del euro –excepto Irlanda. Pero los salarios irlandeses están actualmente cayendo alrededor del 1%. El próximo año, el Economic and Social Research Institute, con sede en Dublin, afirma que los salarios caerán el 2,5%.
Irlanda, consecuentemente, está asumiendo el sufrimiento. Una vez pase el efecto anestésico del Plan España, el mercado de trabajo español tendrá que asumirlo también. Una caída importante del euro podría volver a aplazar el sufrimiento hasta mañana (en español en el original). Pero no es de ninguna manera una estrategia, es una lotería. FIN DEL ARTÍCULO

Dos días después la agencia Standard&Poors ponía la calificación de la deuda española en perpectiva negativa. Las dudas que suscita hoy en día la economía española son "normales" en el sentido de que son de la misma categoría que las que suscitan Grecia o Irlanda o Portugal, por ejemplo. Digo la misma categoría, no el mismo grado. Hoy en día, la gravedad de los problemas de deuda de Grecia, por hablar de un tema caliente, son incomparablemente mayores que los españoles.

Pero, ¿qué pasará si -o quizás es mejor decir "cuando"- a las dudas meramente económicas se añadan las seriamente políticas?

Tomemos la deuda pública española que deba ser colocada en los mercados financieros en cantidades bastante crecidas compitiendo con la deuda, también abundante, de otros muchos países, digamos bonos a diez años. ¿Algún día alguien en esos mercados se preguntará por el futuro a largo plazo del país que vende esos bonos y que, por lo tanto, es el que tiene que devolver el dinero que pide prestado?

La pasividad del Gobierno en materia de reformas económicas, imprecindibles, es obvia para todos, incluídos, por supuesto, S&P y el Financial Times. La pasividad ante las inciativas políticas que de forma transparente se proponen destruir el estado que pide dinero prestado en los mercados financieros pronto será igualmente obvia para todos. Y pronto será obvio que más que pasividad es, en muchos casos, colaboración: numerosos alcaldes del PSC -el partido de Montilla, Presidente de la Generalitat y exministro del Gobierno de España- han votado a favor de la consulta.

A fecha 11/12 el tipo de interés del bono a 10 años era para Alemania: 3,20%; para España: 3,81%; y para Grecia: 5,30%.

Pues bien, me temo que estamos caminando en la dirección de Grecia. Es decir, en el camino de una cuesta cada vez más empinada: si poner en orden la economía y las finanzas públicas es difícil ahora, pagando el 5,30% sería mucho más difícil. Una tarea más difícil para un gobierno más débil en un sistema político más disfuncional, con instituciones fundamentales -el TC, por ejemplo- cada vez más faltas de legitimidad. Una mala combinación.

Pero, en realidad, no pasa nada. Zapatero dice que las consultas independentistas en Cataluña no van a ninguna parte y que la economía española va a comenzar a crecer de manera inminente.

domingo, 18 de octubre de 2009

Filología catalana

Tuve el honor el jueves pasado de presentar, en Literanta, las memorias de Xavier Pericay (Filología catalana. Memorias de un disidente, Barataria, 2009 y Filologia catalana. Memòries d’un dissident, Destino, 2007). Son unas memorias “una mica particulars, una mica decantades cap a l’assaig polèmic”, y, yo diría, político, en las que la combinación de lo biográfico –vida vivida, experiencias, historia- y lo político, va alimentando una reflexión extraordinariamente iluminadora del hoy catalán y, más ampliamente, español.
Javier es catalán y filólogo. Filólogo lo es académicamente, puesto que es licenciado en filología catalana, lo ha sido profesionalmente durante quince o veinte años, y lo es en tanto que ciudadano ya que como filólogo-ciudadano llevó al espacio público sus cualificadas propuestas sobre la lengua –Grup d’Estudis Catalans. Sin embargo no es, curiosamente, filólogo catalán:
“Com més hi penso, més convençut estic que la filologia catalana no té gran cosa a veure amb la filologia. […]
[A] un filòleg català […] se li reconeix una autoritat en tot el que guarda relació amb Catalunya i els seus problemas. […] En realitat, en la mesura en què són experts en la llengua i en la mesura en què tota llengua, d’acord amb la teoria romàntica vindicada per gairebé tots els nacionalismes i, de forma notable, pel nacionalisme català, reflectéix una cosmovisió, se’ls fa dipositaris preferents d’aquesta cosmovisió. Si dominen la llengua, ¿com no han de dominar alhora el món que n’emana?”(p. 210)

Leo estas palabras de Javier como el punto de llegada de su reflexión de filólogo y de ciudadano, como el final de un largo diálogo de veinte o veinticinco años con su país y con sus colegas. Imagino que Javier comenzó ese diálogo pensado que él era un filólogo catalán –doblemente catalán: por catalán y por su especialidad filológica- para acabar constatando su exclusión de esa categoría dada la imposibilidad de una filología “normal” en Cataluña: la que correspondería a una lengua instrumental frente a la lengua simbólica del nacionalismo.
"Sí, jo, el traïdor, el botifler, l’espanyolista […] sóc dels que no varen escriure pràcticament mai ni una sola ratlla en castellà. Almenys fins al 2000. […] No sé fins a quin punt aquesta constància en l’ús exclusiu del idioma matern és fruit de la militància. O si cal atribuirla a la simple inèrcia. O la por de traspasar la línia. I encara caldria especificar de quina militància es tracta. Sense dubte, no de la patriótica. Sí, en canvi, de la que reclamava un espai no ideologitzat en el si de la lengua catalana, un espai neutre, desproveït d’abscessos sentimentals (p. 410).

El recorrido de Javier ha sido, sin duda, atípico: comienza en un impecable nacionalismo de izquierdas excelentemente adornado con su dedicación a la filología catalana, y acaba en el, digamos, exilio mallorquín y en el comienzo de su escritura en castellano. ¿Por qué? Sin duda por la confrontación entre sus ideas de libertad, de ciudadanía, de sociedad, de cultura, y las que se han desplegado en Cataluña en los últimos treinta años impulsadas por el nacionalismo catalán. O, quizás más exactamente, por la progresiva concreción de esas ideas frente a las del nacionalismo con su inequívoca sumisión de la libertad individual al proyecto colectivo, a cuyo servicio se ha puesto, también, la lengua.
Pero ¿por qué Javier se ha abierto a ciertas razones, a ciertos argumentos, que a muchos otros no han conmovido? ¿Por qué él ha llegado a un inequívoco rechazo del nacionalismo y tantos otros no? Para tratar entender eso sirven las memorias. Para tratar de entenderlo en Javier y para entenderlo en uno mismo, porque la peripecia de Javier y sus reflexiones pueden completar la propia experiencia y la propia reflexión.
Por ejemplo, Javier explica cómo era su medio familiar: su abuelo materno, médico, militante de la CEDA, fusilado al comienzo de la guerra. La familia de su padre, de izquierdas. Me pregunto si esa ascendencia diversa ideológica y socialmente puede haber ayudado a configurar una sensibilidad más abierta a la experiencia y a la reflexión y, por lo tanto, al cambio.
O su formación en el Liceo Francés, es decir, la relativa separación de los conflictos más puramente españoles y catalanes, y, a la vez, el contacto con la enseñanza pública francesa, con su expresa búsqueda del rigor y de la excelencia.
Y más allá de lo puramente personal está lo que pasaba alrededor, cosas que Javier no conoció cuando sucedieron, pero que nos cuenta ahora porque las considera enormemente significativas. Cosas que yo también ignoraba y que supongo que mucha gente ignora. Por ejemplo, la encuesta que la revista Taula de Canvi –revista de izquierdas, ya que estaba ligada al PSUC- dedicó a la cuestión “Escriure en castellà en Catalunya” en 1977. Se trataba de averiguar (cita de la revista):
“[si els] catalans (d’origen o de radicació) que s’expressen literàriament en llengua castellana […] són escriptors castellans o espanyols residents a Barcelona?,¿estan exclusivament vinculats a la cultura literària castellana o espanyola?,¿no pertanyen de cap manera a una cultura catalana no solamente tipificada por la llengua?,¿cal considerar-los com a fenomen conjuntural a liquidar a mesura que Catalunya assumeixi els seus propis òrgans de gestió política i cultural?” (p. 147).

El final del párrafo es demoledor: Fenómeno coyuntural a liquidar al disponer de órganos propios de gestión política y cultural. Los más conocidos hombres de letras contestaron en un sentido generalmente afirmativo a esta pregunta, lo que dice mucho del espíritu abierto, generoso e integrador con la que se iniciaba la nueva democracia.
Todas las respuestas merecen la pena, pero la de Luis Goitysolo me parece extraordinaria:
“després […] d’assegurar que només un referèndum podia dictaminar si els escriptors com ell eren un ‘fenomen conjuntural a liquidar’, concloïa el seu text de resposta –traduït del castellà, com indicava una nota a peu de plana- amb aquestes paraules: ‘Peró, no cal dir-ho, si el monolingüismo fos establert, jo l’acceptaria sense reserves. L’ùnica cosa inmodificable és que jo continuaré pensant i, per tant, escrivint, en castellà’.”

¿De dónde pudo salir tal sumisión, tal renuncia a la propia libertad, a la propia individualidad, como para aceptar que un referéndum pueda decidir en qué lengua se ha de poder escribir? Era, sin duda, el correlato perfecto de la convicción con la que los escritores en catalán manifestaban que, efectivamente, la escritura en castellano era un fenómeno coyuntural a liquidar.
Exactamente el espíritu contrario es el que muestran las memorias de Javier: independencia y valiente ejercicio de la crítica –incluida la crítica de sí mismo- frente a la presión de la tribu y a costa de la propia comodidad.
Volveré sobre ello.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Necesitamos una política y unos políticos modestos

En una esquina de Ses Covetes el Plan E ha dejado una exacta imagen de la política española: un enorme cartel adosado a una casa -de menor tamaño que el monstruoso cartel- nos anuncia que se han gastado 60 mil euros en el asfaltado de una calle.



Su coste directo debe suponer el 5% del valor de la obra (3.000€) a lo que habrá que añadir un día el coste de retirarlo, transportarlo y reciclado. Todo este gasto -de recursos que no tenemos porque estamos en medio de una crisis terrible- para conseguir… contaminación visual durante unos cuantos años. ¿Es posible que en ningún nivel de nuestra frondosa Administración –nacional, autonómica, insular, municipal- nadie se haya dado cuenta del disparate y haya podido hacer algo para evitarlo? Todos los discursos de servicio al ciudadano, de responsabilidad, de rigor, de honradez chocan con la realidad de muchos políticos cortos de seriedad, autocomplacientes, megalómanos, y tolerantes con la corrupción, que llevan a cabo políticas descuidadas, ineficientes y derrochadoras.
¿Qué es sino autocomplacencia y absoluta insensibilidad ante las preocupaciones de los ciudadanos la decisión del Parlament de pagar 157 mil euros en la adquisición de una escultura para conmemorar esta legislatura (UH, 18.09.09)? Pero los parlamentarios ¿no se han enterado del número de parados, de las empresas que cierran, de las deudas de la Administración, etc.? ¿Qué se va a conmemorar? ¿Que varios imputados por gravísimos casos de corrupción se sientan en el Parlament?
La ineficiencia se nos muestra cada día. Por ejemplo, el Sr. Carbonero, Conseller de Vivienda, se declara preocupado porque solo el 8,1% de viviendas se dedican al alquiler y para llegar al 20% pretende ofrecer ayudas a promotores y propietarios (DM, 18.09.09). Debería explicar por qué se preocupa y por qué quiere llegar al 20%, pero, sobre todo, cómo se financiarán las ayudas dada la situación de la economía, y preguntarse si la causa del tamaño del mercado de viviendas en alquiler no será consecuencia de una legislación absurdamente restrictiva que impide el correcto funcionamiento del mercado. ¿No sería, entonces, más efectivo y más barato mejorar la legislación para que los propietarios del gran parque de viviendas susceptibles de ser arrendadas las pongan en el mercado? Es decir, en lugar de poner el aire acondicionado –la mala regulación legal- y luego la calefacción –las ayudas- implementemos la solución eficiente de quitar el aire acondicionado y la calefacción: permitamos que el mercado funcione. Naturalmente, lo que diga el Conseller de Vivienda será entonces menos relevante, quizás incluso sobre. En cualquier caso la Administración podrá dedicar su atención a problemas más reales.
Pero parece como si faltaran problemas reales aquí y ahora ya que nuestros gobernantes buscan fueran otros de mayor entidad, de más alcance. ¿Megalomanía? La Sra. Armengol, por ejemplo, preside Arco Latino, una organización internacional de administraciones locales, que pretende ser una voz que se oiga en la UE y todo el Mediterráneo. Al aceptar la presidencia hace unos meses hizo un discurso citando a Krugman, la crisis global, el fracaso de la globalización, y pretendiendo repensar el papel de las administraciones locales en relación a ese marco mundial para, por ejemplo, “favorecer la economía productiva”. Pero, ¿no está estirando más el brazo que la manga? Los enormes problemas citados no han de enfrentarse en el nivel de una administración local cuando ni siquiera el nivel nacional parece el adecuado. Bajemos a tierra, por favor, y concentrémonos en la tarea más modesta y mucho más valiosa de atender las necesidades de los ciudadanos que son competencia del Consell Insular. Para los mallorquines la dimensión internacional de la Sra. Armengol es perfectamente prescindible y agradecerían que se concentrara en hacer más eficiente la Administración que dirige. Tiene tarea de sobra en Mallorca como para proponerse arreglar la crisis global.
Junto a estos son innumerables los ejemplos de la incapacidad de muchos responsables políticos para reconocer cuáles son los problemas relevantes y para decidir sensatamente cuáles son las prioridades, para entender los límites de los recursos y de la efectividad de la intervención pública, para interiorizar que todos los recursos que tiene la Administración han sido aportados por los ciudadanos y que no pueden desperdiciarse.
Por eso debemos exigir modestia, contención, humildad y honradez, no sólo económica, también intelectual, para que se reconozcan los verdaderos problemas y la política se dedique a tratar de resolverlos.